Claudia vivía junto con su mamá en la casa que su papá les dejó cuando falleció hace dos años.
Claudia era una niña muy feliz, cariñosa y simpática pero todo cambio cuando comenzó el jardín, todos se burlaban de ella por su contextura física y nadie veía lo agradable que era. Pero el tiempo pasó y lo único que cambió el jardín, todos se burlaban de ella por su contextura física y nadie veía lo agradable que era. Pero el tiempo pasó y lo único que cambio fue el humor de Claudia, se había convertido en una persona fría con una mirada y una sonrisa congelada, su piel era blanca casi como el color del papel, no hablaba con nadie ya que tenía miedo de que se burlen mas de ella como le pasó en otras ocasiones.
Contaba los días para que terminara el año pero un día entró a su curso un chico llamado Sebastian del cual ella cayó perdidamente enamorada. Claudia no se animaba a hablarle pero como lo veía tan amigable con los demás decidió hablarle, asique le ofreció de sus galletitas, él se rió y se burlo como lo hacían los demás.
Ella llegó llorando a su casa y, decidida, comenzó a investigar por Internet recetas para bajar de peso, y empezó con una que parecía que le iba a dar resultado.
Pasaron los meses y no veía avances.
Un día en el recreo, ella estaba en el baño llorando, desesperada y con ansias de comer. Justo entró Micaela y le recomendó hacer algo que ella durante ocho años lo izo para que no la echaran de ballet, meterse los dedos a la garganta y vomitar todo lo que había comido, solo así iba a poder adelgazar sin ningún esfuerzo.
Claudia se había espantado al principio cuando escucho aquella atrocidad, pero al pasar unos días lo pensó y decidió hacerlo, además era la primera vez que le hablaban bien y para ayudarla sin juzgarla.
Pasaron dos años y Claudia se había convertido en una chica delgada, la alegría le había vuelta al cuerpo y estaba de novia con Sebastian, pero tenia un problema muy grave llamado "Anorexia" y nadie lo sabia.
Su madre trabajaba todo el día en la panadería, por eso casi no la veía a su hija pero Micaela, quien había estado en rehabilitan y ya le había advertido a Claudia lo mal que hacia porque ella casi se muere pero Claudia no le presto atención, entonces le hablo a su mamá en persona para contarle.
Roxana, la mamá de Claudia, discutió con su hija pero al día siguiente la envió a rehabilitan, el lugar donde Micaela estuvo.
Paso un año y al fin Claudia salió. Ella estaba bien, se dio cuenta de lo mal que hacia y ya estaba recuperada, estaba delgada pero esta vez comía sano y su humor volvió a ser el mismo que el que tuvo en su infancia.
En cuanto a sus amistades, izo nuevas porque empezó de cero en un pueblito muy cercano y conoció a gente que realmente la apreciaba tal cual era.
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