En una noche oscura de pleno invierno, Lita, una abuela de 82 años, se encuentra sola en la calle ya que su hijo y su nuera la desalojaron de su propia casa a raíz de una discusión.
Ella se sentía triste y angustiada, comienza a caminar a paso lento, bajo la lluvia y en contra el viento. En el corto trayecto que izo, aquella discusión da vueltas en sus pensamientos y esto la hace sentir culpable.
Entre lágrimas, lluvia y viento no la dejan ver.
Se escuchó un bocinazo y el freno de aquel taxi.
El taxista, bajándose del auto que freno casi sobre la abuela, quiso ver si no le había hecho daño.
Lita le respondió con mucho enojo y furia, lo enfrentó al taxista, y desató en él toda la bronca que tenía.
Aquel hombre empezó a discutir con ella, descargo su miedo y su enojo, pero, al ver a la abuela toda mojada, temblando de frió porque traía puesto como abrigo tan solo un chal sobre su espalda, lo conmovió de tal manera que abrazó a la abuela.
Se ofrece llevarla a su casa, a lo que ella responde que ya no tiene y que esta muy sola.
El hombre la lleva a su casa y, junto a su esposa, le dieron abrigo y una taza de té.
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